lunes, 16 de febrero de 2009

Editoriales del domingo

Joaquín Morales Solá
LA NACION

Néstor Kirchner se encontró ahora con la realidad de la crisis internacional, cuando ya venía palpando la decadencia política. Sus opositores peronistas y no peronistas aceleran alianzas y acuerdos. "Peronistas y no peronistas urden no sólo elecciones legislativas para octubre, sino también una alternativa presidencial a los Kirchner". Lo cierto es que una porción importante del peronismo se le va de las manos al ex presidente: "Esa es ahora su calamidad más importante", dice Morales Solá, que enumera luego los índices de caída en nuestro país de diversos tipos de producción, de actividades y de distintas exportaciones. "Los Kirchner nunca superaron el descalabro político que les provocó la innecesaria crisis con el campo", añade.

Sin embargo, Néstor Kirchner no ha cambiado y profundiza su sesgo autoritario. Está apretando a compañías, para que no despidan personal. Hizo echar de empresas privadas a políticos que no le son afines (Maiorano, González Fraga, Amadeo). Funcionarios subalternos que se arrimaron a Cobos también fueron cesados.

Mientras tanto, Macri y Solá tuvieron el acierto de postergar sus proyectos presidenciales para ocuparse primero de derrotar al kirchnerismo. El neoperonismo no kirchnerista, por un lado. Los no peronistas, en otro lado. Se exploran acuerdos y acercamientos. Los dos frentes "están siendo empujados por una sociedad que pondera ahora otros valores: la moderación, el diálogo, cierto orden en las cuestiones públicas y una mayor integración política y económica con el mundo. Kirchner nunca pudo ver esos cambios sociales".

Eduardo van der Kooy
CLARIN

"Es probable que si las elecciones fueran las próximas semanas, Cristina y Néstor Kirchner lograrían, aún con pérdidas seguras, sortear el desafío", dice Van der Kooy en su columna. Funda esa presunción en que la oposición recién se está bosquejando y en que el Gobierno "dispone todavía de recursos económicos importantes para apuntalar la maquinaria electoral", en especial la de Buenos Aires. De todos modos, los Kirchner se manejan por márgenes estrechos. Confían en el conurbano profundo y en el interior lejano, como bastiones que suponen inexpugnables. Pero hasta octubre los Kirchner cargarán con dos alforjas plomizas: la desnortada gestión de Cristina, la debilidad del sistema partidario que gestó Néstor. Todavía hay un lote de gobernadores del PJ que lo sigue: pero todos miran con lupa a Santa Fe, en donde Reutemann le está imponiendo condiciones a Kirchner y resiste la incorporación de Rossi a su lista.

Mientras tanto, se teje una tregua con el campo. Existe clima componedor en el Gobierno. Hay por lo menos tres gobernadores y un ministro que pidieron suspensión de las retenciones. Pero no existe certeza de que se esté cerca de una solución. Uno de esos mandatarios lo llamó a Néstor a Olivos y la respuesta lo espantó: "ya le dimos 5 mil millones de pesos. Y además fijate cómo viene lloviendo". Mientras tanto, "la política electoral amaga muy temprano con tomar hervor". Faltan ocho meses para octubre: demasiado tiempo para conjeturas presidenciales. "Demasiado tiempo para que los Kirchner sigan creyendo que las cosas están bien como están ahora, sin riesgo de temblores".

Mario Wainfeld
PAGINA 12

El Consejo Económico Social -articulado a partir de la crisis de 2001, luego eclipsado- así como las negociaciones cara a cara con el campo volvieron a la palestra. Resucitan en estos días a título de posibilidad, dice Wainfeld. Un ministro comentó: "nos vendría bien para demostrar que no nos mandamos solos ni estamos en situación de encierro". Sería un aporte a la distensión, a la cual colaboraron la mesa de Enlace y el Gobierno con gestos atinados. El llamado Acuerdo Social "fue, acaso, la única promesa precisa" del programa electoral de Cristina Kirchner, aunque luego le quitó sustancia a la idea. "Pero el golpe de gracia se lo dio el conflicto por las retenciones móviles". Ahora el Consejo reflota en un contexto internacional diferente "al que se le agrega una emergencia agropecuaria local, producto de la sequía". Durante la visita a España se produjeron encuentros con el Consejo de ese país, que tiene una dilatada trayectoria. El columnista destaca la presencia de Moyano y Lascurain en la comitiva argentina. Ahora el gobierno de nuestro país apunta a recrear una institución democrática, de funcionamiento regular cuyas funciones serían consultivas e informativas, no invasoras de atribuciones del Parlamento. Se intentará que lo integren representantes del empleo y el salario, gremiales de grandes empresas, la CGT, la CTA. En tanto, la cúpula de la UIA pidió que se sume a las entidades agropecuarias.

Mientras tanto, campo y Gobierno bajaron el volumen. La Mesa de Enlace frenó el paro, el oficialismo alabó la decisión. "Todos tienen motivos para limitar la crispación".

Mariano Grondona
LA NACION

En las elecciones de octubre dos triángulos enfrentarán a una pirámide. Los dos triángulos son, por un lado, la alianza Macri, De Narváez y Solá; y por el otro, el frente entre Elisa Carrió, el radicalismo probablemente sumado a Cobos y el socialismo de Binner. Ellos dos enfrentarán al kirchnerismo, que es un pirámide centralista y vertical, que responde a la voluntad de un solo hombre, dice Grondona. Si se calcula el probable caudal electoral de cada uno, podría estimarse que "el país político se dividirá en octubre en tres tercios: un tercio de centroizquierda, un tercio de centro y un tercio oficialista".

En octubre "no competirán entre nosotros simplemente tres formaciones políticas doctrinariamente equivalentes, sino dos opuestos sistemas de vida política". Si ganan los "triángulos" la Argentina empezará a encolumnarse en dirección de las democracias normales de nuestro tiempo; si en cambio triunfa la pirámide, el país oscilará hacia el desvío antidemocrático, "la sobrevida de la oposición democrática será incierta y el aire de libertad y pluralismo del cual vive se volverá menos respirable día tras día". Lo que le pasó a Nelson Castro sería sólo un adelanto a cuenta de una Argentina cada vez más autoritaria.

La existencia de tres fuerzas volverá difícil determinar quién ganó las elecciones. Según Grondona, la única o más clara forma de medir será conocer cómo quedará conformado el Congreso. Un Congreso cuyo máximo magistrado es Cobos, una "reserva institucional" con la que no contó el presidente De la Rúa debido a "la falta de visión" que en su momento afectó al vicepresidente Alvarez.

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